Ciudad del Carmen, Campeche — La tragedia se desató en cuestión de segundos, pero la indignación permanece intacta: una mujer, cuya irresponsabilidad raya en lo criminal, provocó un aparatoso accidente y huyó del lugar, dejando atrás el caos que sembró.
Wilberth, un joven trabajador de la empresa COMEX ubicada en la calle 47 por 38 de la Col. Pallas, circulaba en su motocicleta sobre la calle 47 —vía en la que llevaba la preferencia— cuando, repentinamente, una camioneta apareció de forma imprudente en su camino. El impacto fue inevitable. El resultado: devastador. Una herida desgarradora en la frente, nariz fracturada, el rostro prácticamente partido a la mitad. Testigos relatan cómo el joven gritaba de desesperación, ahogándose en llanto y dolor por no poder respirar. No solo enfrentaba el sufrimiento físico, sino también el horror de saberse desfigurado y sin ayuda inmediata.
Paramédicos de la Cruz Roja que acudieron al lugar confirmaron la gravedad de las lesiones. “Tiene la cara partida, prácticamente destrozada”, declararon, conscientes de que la vida de Wilberth cambió para siempre por culpa de una mujer que no mostró el mínimo respeto por la vida de los demás.
La camioneta involucrada, según testigos, pertenece a un conocido empresario local, lo que ha encendido alarmas sobre un posible intento de encubrimiento. La conductora, presuntamente ligada a dicho empresario, no solo abandonó la escena sin prestar auxilio, sino que dejó la camioneta encendida y escapó, como si su huida valiera más que la vida que acababa de poner en riesgo.
Este acto de cobardía y total desprecio por la ley no puede pasar desapercibido. La sociedad no debe permitir que el peso de los apellidos o el poder económico impidan que se haga justicia. ¿Qué clase de conciencia puede tener alguien que huye del dolor ajeno?
Las autoridades tienen ahora una deuda no solo con Wilberth, sino con toda una comunidad que exige justicia. Se espera que el Ministerio Público actúe con firmeza y sin titubeos, y que este lamentable hecho no termine siendo otro expediente olvidado por conveniencia.
Wilberth lucha hoy por su vida, por su rostro, y por recuperar algo de la dignidad que le fue arrebatada en segundos. Y la sociedad espera que la conductora —y quienes pretendan protegerla— enfrenten la ley con todo su peso.
No hay excusas. No puede haber impunidad.
Redacción: CarmenHoy Noticias