PEMEX CASTIGA LA DIGNIDAD OBRERA EN LA SONDA DE CAMPECHE

Una vez más, Petróleos Mexicanos demuestra que su estructura directiva es más hábil para reprimir que para resolver. En un acto que muchos califican como represalia directa, dos trabajadores fueron removidos de sus funciones en la plataforma Ku-Maloob-Zaap no por bajo desempeño, sino por ejercer un derecho constitucional: manifestarse pacíficamente ante las condiciones inhumanas que enfrentan en altamar.
Asunción “N” y Alan “N”, ambos operadores especialistas, denunciaron semanas atrás la alarmante decadencia en la calidad de vida laboral: alimentos en mal estado, carencia de agua potable, falta de insumos de higiene básicos y condiciones indignas para el descanso. En lugar de atender estas fallas logísticas —que afectan la salud y seguridad de todo el personal a bordo— la respuesta de la paraestatal fue clara: sanción y desplazamiento.

Un documento firmado por mandos superiores avala el cambio inmediato de los trabajadores, dejando en evidencia que en Pemex, la voz del obrero no solo se ignora, sino que se castiga. Este proceder configura un preocupante precedente, donde exigir dignidad es tratado como indisciplina.
La situación se agrava al considerar el contexto económico de la empresa: Pemex arrastra una de las peores administraciones en su historia reciente, con adeudos que tienen en jaque a proveedores, contratistas y familias enteras en Ciudad del Carmen. Sin embargo, parece tener recursos y tiempo suficientes para vigilar y castigar a quienes se atreven a señalar su incompetencia.
“Nos sancionan por decir la verdad, por querer condiciones humanas”, declaró uno de los afectados. “Pero esto no nos va a callar. Nuestra dignidad vale más que sus amenazas”.
Organizaciones laborales y defensores de derechos humanos han empezado a tomar nota del caso. Exigen que se investigue la actuación de los altos mandos y que se restituyan los derechos vulnerados de los trabajadores.
La sonda de Campeche no necesita más silencio: necesita justicia, condiciones humanas y una empresa que escuche antes de reprimir. Porque cuando Pemex actúa como patrón represor, no solo traiciona a sus trabajadores, traiciona al país.

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