#OPINIÓN | ¿Reír después de casi morir? El colmo de la irresponsabilidad.
Ciudad del Carmen, 05/05/2025
Francisco, un motociclista de apenas 23 años, se salvó de milagro tras quedar empanizado con cal y su moto destroz4d4 bajo un tráiler. Hoy, en lugar de reflexionar, se ríe. ¿De qué? ¿De su imprudencia? ¿Del riesgo en que puso su vida? ¿O del daño psicológico que pudo causar al conductor que —por suerte— no lo atropelló directamente?
Según el peritaje, el exceso de velocidad fue la causa.
No llevaba protección adecuada.
Cayó en el mismo punto donde otro joven perdió la vida hace apenas 4 días.
¿Cuántas advertencias más necesitan? ¿Cuántas vidas deben terminar, o casi hacerlo, para que la comunidad motociclista entienda que las calles no son pistas de carreras?
La tragedia no es una broma. El dolor de una familia, tampoco.
Francisco “volvió a nacer”, pero si su actitud sigue siendo la misma, tal vez no tenga otra oportunidad.
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