Taxistas, petroleros, comerciantes e inmobiliarias enfrentan una tormenta económica sin precedentes.
Ciudad del Carmen vive momentos críticos.
A la par de la caída petrolera y el desplome del transporte tradicional, la ciudad muestra señales claras de un estancamiento económico que se refleja en cada esquina, en cada local vacío y en los rostros de quienes aún intentan resistir.
Taxistas en agonía
Más de 1,500 choferes de taxis luchan por sobrevivir ante la competencia de DiDi, InDrive y los pochimóviles, que operan con tarifas más bajas y sin la misma regulación.
Los conductores tradicionales denuncian que los ingresos han caído hasta un 50 %, mientras los costos de gasolina, mantenimiento y concesiones siguen subiendo.
“Salimos a trabajar 12 horas y a veces regresamos con 200 pesos en la bolsa”, lamenta un chofer del centro de la ciudad.
Petroleros a la deriva
Por su parte, Pemex enfrenta una reestructuración que podría dejar fuera a más de 7,000 trabajadores solo en Campeche.
Sindicatos advierten que al cierre del año, la cifra de desempleados ligados al sector petrolero en Carmen podría superar los 20,000, afectando también a contratistas y negocios locales.
La deuda millonaria de la paraestatal y los recortes fiscales han dejado muelles llenos de obreros sin trabajo y talleres cerrados.
Crisis inmobiliaria: locales, casas y bodegas vacías
La situación se agrava con un fenómeno visible: cientos de casas, departamentos, locales y bodegas llevan meses —incluso años— en renta o venta sin encontrar interesados.
En zonas céntricas y colonias como Justo Sierra, Benito Juárez y Playa Norte, los locales vacíos abundan, muchos con letreros descoloridos de “SE RENTA” que ya son parte del paisaje urbano.
En el API (Área Portuaria Industrial) existen bodegas, oficinas y terrenos disponibles, pero la falta de promoción y las restricciones de acceso hacen que pocos se enteren de su existencia.
Los propietarios se niegan a bajar las rentas, mientras las inmobiliarias tampoco ponen de su parte, lo que mantiene congelado el mercado y desalienta la inversión.
“La gente no puede pagar lo que piden, y los dueños prefieren tener los locales cerrados antes que ajustarse a la realidad”, comenta un agente inmobiliario local.
Una economía estancada
La crisis laboral y el desplome del sector inmobiliario son reflejo de un mismo problema: la falta de liquidez y confianza en la economía carmelita.
El consumo baja, los despidos aumentan y los locales se vacían.
Las plataformas digitales acaparan el transporte y la falta de apoyo a la industria petrolera sigue desangrando a la isla.
Llamado urgente
Ciudad del Carmen necesita medidas reales:
– Regulación clara al transporte privado.
– Políticas de apoyo a la reactivación laboral.
– Incentivos para reactivar el mercado inmobiliario.
– Estrategias municipales que promuevan inversión y ocupación de espacios comerciales.
Carmen está resistiendo, pero al límite.
Las calles se llenan de taxis vacíos, los muelles de obreros sin trabajo y las avenidas de locales cerrados.
El corazón económico de la isla late cada vez más lento.
¿Hasta cuándo aguantará Carmen?
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