Durante el proceso de elección del nuevo Papa, el apagón tecnológico del cónclave Vaticano garantiza el aislamiento total de los cardenales electores. Esta medida extrema busca evitar filtraciones de información y asegurar el cumplimiento del voto de silencio, una norma que tiene raíces históricas desde el siglo XIII.
La Capilla Sixtina, sede principal de las votaciones, se convierte en un espacio completamente incomunicado. La medida es parte del protocolo de seguridad diseñado por el Vaticano para proteger la confidencialidad de las deliberaciones y mantener la autonomía del proceso frente a cualquier presión externa.
Tecnología bloqueada durante el cónclave papal
En el momento en que inicia el cónclave, todos los dispositivos electrónicos de los cardenales son retirados. Esto incluye:
Teléfonos móviles
Laptops
Tablets
Relojes inteligentes
Radios
La Capilla Sixtina está equipada con inhibidores de señal y tecnología anti-espionaje que impide cualquier intento de conexión. Además, técnicos especializados inspeccionan previamente todos los espacios del Vaticano relacionados con el cónclave para asegurarse de que no existan micrófonos ocultos o sistemas de transmisión instalados sin autorización.
Paneles especiales impiden la escucha desde el exterior y zonas como la Casa Santa Marta, donde los cardenales se alojan, están bajo constante supervisión por personal de seguridad vaticano.
Aunque el secreto Vaticano del cónclave existe desde 1274, el apagón digital comenzó a reforzarse con mayor énfasis desde 2005, año en que aumentó el uso de teléfonos móviles entre los prelados. A partir de entonces, el Vaticano ha actualizado sus reglas y protocolos técnicos para adaptarse a los avances tecnológicos.
Estas medidas se aplicaron durante el cónclave que eligió al Papa Benedicto XVI y, posteriormente, en 2013, cuando fue electo el Papa Francisco. En ambas ocasiones, el aislamiento digital fue estricto y vigilado.
Sanciones por romper el aislamiento o el secreto Vaticano
Cualquier violación al apagón tecnológico del cónclave Vaticano, como intento de comunicación externa, representa una infracción grave. Según las normas vigentes, incluida la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis, los cardenales o personas involucradas que filtren información se les sancionará con excomunión automática (latae sententiae).
Esta normativa no solo aplica a los cardenales, sino también al personal técnico, asistentes y cualquier persona autorizada temporalmente durante el proceso.