Carmen, Campeche – Porque el instinto de conservación claramente pasó de moda, cada fin de semana se vive un nuevo episodio de la saga “Rápidos y Furiosos versión Coppel” en el tramo carretero entre Carmen e Isla Aguada. Una triste tradición donde motociclistas, montados en motores que apenas rugen como licuadoras descompuestas, juegan a ver quién se mata primero.
Ya es costumbre —casi ritual— que entre sábado y domingo los servicios de emergencia estén en alerta máxima, esperando el siguiente derrape, choque o vuelo sin motor de estos valientes, que al parecer consideran que vivir rápido y morir joven es el último grito de la moda.
La noche de ayer no fue la excepción: una moto, en plena carrera clandestina, fue a estrellarse contra un automóvil particular. Resultado: una persona inocente afectada porque, claro, los que deciden arriesgar su vida no lo hacen solos, siempre tienen que llevarse entre las patas a quienes nada tenían que ver.
Y para rematar el caos, entre semana tampoco hay descanso: los llamados “moto mandaditos” hacen de las calles su pista personal. Se arrebatan el paso por la izquierda, se cuelan a grandes velocidades entre autos detenidos y, en cada semáforo, mientras los conductores civilizados esperan la luz verde, ellos se deslizan por las laterales para colocarse, cómo no, justo enfrente de todos los vehículos, como si fueran los amos de la vía pública.
Uno pensaría: “Si quieren estamparse contra un árbol, adelante, que los lloren en redes sociales con mensajes como ‘no te tocaba, carnal’ y procesiones en moto que bloqueen toda la ciudad”. Pero no, siempre hay daños colaterales. Porque irresponsabilidad y egoísmo, juntos, nunca viajan solos.
El escenario ya parece predecible: ambulancia, policías, motos destruidas, familiares llorando, y la misma cantaleta: “era buen muchacho”. Claro, tan buen muchacho que puso en riesgo su vida y la de otros, por pura adrenalina barata.
Y la ciudadanía, resignada, solo puede preguntarse: ¿Qué tragedia falta para que alguien haga algo?
De la Redacción:
Estimados Mandaditos y jóvenes motociclistas, sabemos que es una nota fuerte y critica, que por unos pagan todos pero la triste realidad es que la mayoría si incurre en conducir de forma irresponsable sus motos y es por ello que se les exhorta a tomar precauciones porque la vida no retoña y no se ponen a pensar en el dolor que sus padres, familiares y amigos sienten al ustedes irse de este mundo.